lunes, 31 de enero de 2011

Montserrat


1 comentario:

  1. Se trata de un macizo de forma singular que se alza bruscamente al oeste del río Llobregat hasta los 1.236 metros de altura del pico de Sant Jeroni. Otros picos destacados son el Cavall Bernat, las Agulles, el Serrat del Moro, el Montgròs, Sant Joan y la Palomera. En 1987 fue declarado parque natural para garantizar su conservación.
    Las caprichosas formas de la montaña más emblemática del principado catalán, son el resultado de un proceso geológico y geomorfológico de millones de años.
    Cuando el mar terciario ocupaba lo que es ahora la "Plana de Lérida", y las Islas Baleares eran un gran macizo de la talla de los Pirineos actuales, un delta formado por guijarros y demás material detrítico arrastrado por un gran río torrencial ocupaba estas tierras. Matriz, material grueso y capas de gres y margas fueron cimentándose con la progresiva desecación de éste delta. Pero no se estableció el punto de inicio del relieve actual hasta la violenta acción del gran episodio de la orogenia alpina, el cual elevó en bloque y fracturó el conglomerado montserratino (conocido como pudinga) cambiando completamente el paisaje.
    La erosión diferencial del agua actuando sobre materiales de diferente resistencia y composición, trabajo que facilitaron las múltiples grietas, ha dado lugar a su relieve tan característico y mágico, con agujas, valles, baumas y cuevas, que Montserrat muestra con magnificencia en la actualidad.
    Como buena montaña mediterránea, el bosque de encina y durillo ocupan gran parte del territorio y aunque parezca una montaña yerma, se encuentra una gran variedad de vegetación una vez nos adentramos en ella, sobre todo en zonas sombrías y valles interiores, donde los arbustos y enredaderas de características más húmedas, como la zarzaparrilla, el boj y el aladierno colonizan el subsuelo de los bosques de robles.
    Entre la fauna más característica encontramos jabalís y cabras salvajes como mamíferos más fáciles de ver y águilas perdiceras y búhos reales como pájaros más vistosos aunque de hábitos nocturnos. La salamandra, el sapo común, el arrendajo, el gavilán, la culebra de escalera y el murciélago, entre otros elementos faunísticos, complementan la ecología de la montaña.

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